Seguro que conoces a muchos amigos y amigas que se han pasado del asfalto a la montaña. En los últimos años ha surgido un auténtico boom de las carreras de montaña; por ejemplo, en la última edición de uno de los maratones más famosos del panorama nacional, Zegama-Aizkorri, se preinscribieron más de 6.000 personas para solo 225 plazas. ¡Una auténtica locura!
Este boom puede derivar en problemas, ya que se presentan muchos corredores con poco o nulo entrenamiento específico por montaña. Hay que mantener un orden consensuado y cronológicamente pautado, es decir, hay que ir paso a paso; si nunca hemos corrido en montaña, no es lógico que hagamos un ultra de 80 kilómetros con un desnivel positivo de 3.000 metros. Será más lógico realizar una carrera tipo sprint de 10-12 kilómetros con un desnivel positivo de 400 metros.
Es habitual que en los últimos tramos de las carreras de montaña se vean auténticos muertos vivientes, corredores que han exprimido su cuerpo hasta el límite y no les queda apenas energía para poder continuar. Este es uno de los principales errores que se cometen: salir a la misma velocidad/ritmo que en las carreras por asfalto, a ritmos cercanos al umbral anaeróbico.
!Pero no vayamos tan rápido! Antes, vamos preparar a nuestro cuerpo para esta primera carrera. Hay que decir que si somos corredores con cierta experiencia en carreras populares, ya tenemos mucho terreno ganado (la mayoría de corredores de montaña tienen un pasado en carreras populares), y si encima ya dominamos distancias como el medio maratón, mejor, ya que tendremos un nivel aeróbico más alto que un corredor que solo se dedica a hacer distancias menores de 10 kilómetros.
También existe la posibilidad de que no hayas corrido en la vida pero no te atrae para nada correr por la ciudad, sino que lo que te gusta es la montaña, por lo que tus primeros pasos como corredor serán por sendas. En este caso, aún debemos ir con más cautela. Las personas debutantes no tienen ni la formación ni la experiencia para realizar la actividad correctamente ni, lo que es más importante, progresivamente.
Mi recomendación es que siempre guardes energía, y que cuando llegues a tu destino, deberías finalizar con ganas de correr más. Si empezamos muy fuerte, probablemente pasemos un mal rato. Puede que el entrenamiento se haga eterno y aborrezcas la montaña y todo lo relacionado con ella. Empieza tus primeros entrenamientos caminando la mayor parte del tiempo, aprovecha para correr en bajadas suaves y terreno fácil donde las piernas vayan prácticamente solas. Olvídate de los sistemas de entrenamiento que se aplican a los iniciados en la carrera de asfalto de X minutos corriendo y X minutos andando.
Una buena manera de motivarte es hacer siempre el mismo recorrido, llevando el control del tiempo total. Aumenta progresivamente el tiempo corriendo y resta tiempo al de caminar. Probablemente los avances sean notorios en las primeras semanas. No hagas más de una hora de carrera y no más de tres veces a la semana.